Los estereotipos de género y la discriminación por razones de sexo son los motivos principales por los que las niñas están presentes en la mayoría de matrimonios infantiles, pero no así los niños. Las concepciones patriarcales muy arraigadas que supeditan la valía de las niñas a su virginidad, su fecundidad y el trabajo doméstico que realizan en el hogar se traducen en que el matrimonio sea un vehículo para que los hombres controlen a las mujeres y las niñas. Los estudios indican que las niñas que se casan a una edad temprana tienen muchas probabilidades de perpetuar los papeles asignados tradicionalmente a cada género, tener percepciones estereotipadas y educar a sus propios hijos con estas normas.
El miedo a sufrir violencia sexual y al estigma que conlleva —porque “malogra” la virginidad de las niñas— es uno de los factores que incitan al matrimonio infantil. Se cree que casar a una niña servirá para protegerla de las violaciones. Esta convicción también es el desencadenante de otras prácticas nocivas tales como el planchado de los senos, que se lleva a cabo para desfigurar a las menores y que resulten menos atractivas para los posibles agresores.
Fuente: (OMS, 2018; Girls Not Brides, 2016)