Este es un momento de solidaridad, determinación y altruismo. No debemos olvidar que existen personas que tal vez no veamos de inmediato que se encuentran en gran riesgo como resultado de las consecuencias de la crisis: Las mujeres embarazadas, que requieren de atención prenatal pero no saben si es seguro acudir a una clínica. Las mujeres en relaciones abusivas atrapadas en su hogar por el futuro previsible y que temen por su seguridad. Las decenas de millones de personas que se encuentran en campamentos de refugiados, que están contando los días hasta que llegue el coronavirus y para las cuales el distanciamiento social sencillamente no es una opción. Aquellas que se encuentran atrapadas en una situación de aislamiento, carentes de interacción social y particularmente vulnerables a enfermarse a consecuencia del virus.
Tal como sucede en la mayoría de las crisis, esta pandemia ha tenido un impacto severo en el acceso a servicios de salud sexual y reproductiva que pueden salvar vidas y también ha afectado la capacidad de las autoridades para responder a la violencia de género, en un momento en el que las mujeres y las niñas más necesitan estos servicios. Se ha olvidado de priorizar las necesidades particulares de las mujeres y las niñas, en consonancia de poner fin a las necesidades insatisfechas de planificación familiar, poner fin a las muertes maternas evitables y poner fin a la violencia de género y las prácticas nocivas para 2030.
Fuente: UNFPA – Agenda 2030: